Por fin es viernes por la tarde, creí que no llegaría nunca, esta semana el calor y la cantidad de trabajo se han aliado en mi contra pero una vez pongo en silencio el teléfono, me hago mi coleta bien alta, vestidito, chanclas y lleno el depósito… los males pasados parecen menos males. Música de Adele y ¡hale!, dirección sur buscando el Montgó en el horizonte.
He vivido unos años a medio kilómetro del Hotel Villamor pero como nos ocurre a casi todos, una necesita irse de dónde está viviendo, primero, para echarlo de menos y después para verlo con ojos de turista y conocerlo mejor. Antes lo disfrutaba de otra manera: paseaba alrededor del hotelito casi todos los días, camino de la playa (especialmente en invierno) o de los campos de naranjos que lo rodean por la parte de atrás, entre febrero y marzo el olor a azahar se hacía maravillosamente insoportable. Esta zona del kilómetro 3 de Las Marinas me encanta porque no hay construcciones altas, es todo llano y puedes ir en bicicleta o salir a correr, o simplemente pasear zigzagueando y curioseando cómo cada uno se customiza su chaletito mientras fantaseas sobre cómo te harías el tuyo si tuvieras dinero. Además, desde aquí hasta el kilómetro 5 la playa se hace más ancha y más limpia. ¡Qué atardeceres rojos (como decía Serrat) se pueden disfrutar en estas fechas!. Desde luego que hay cosas que no tienen precio…
El Hotel Villamor es sorprendente, es un espacio joven, libre, abierto, atrevido, inusual, diferente, peculiar, fresco… Lo que más me gusta es ese punto de moderno-retro. En general son espacios abiertos en colores neutros y de repente un techo de un naranja estruendoso o una moqueta de mil colores que te alegra la mañana. Sillones que parecen esculturas, mesas de madera natural, lámparas que podrían ser personas… En Dénia hay hoteles grandes de viaje de imserso, hoteles pequeños con encanto decorados tipo antiguo que también me encantan, apartamentos de multipropiedad, etc., pero no hay nada parecido a este hotelito, quiero decir, con esta decoración tan actual, tan divertida, tan osada. Parece hecho a medida para gente joven (y no me refiero solo a los años sino al espíritu) o para parejas con un niño (la accesibilidad a la playa es perfecta).
Además, estas chicas no paran de ponerse retos y tienen una página en Facebook donde ponen unas fotos que me alegran el día cuando las veo desde la oficina; este año estrenan una piscina preciosa que era la única pega que se les podría poner (ahora ya en el pasado); están de enhorabuena porque han obtenido una estrella más (aunque ya sabemos que esto de las estrellas es muy relativo ya que este hotel tiene decoración y servicios para más) y también les han dado la “Q” de Calidad Turística. Esta “Q” no es cualquier cosa porque hay que pasar unas estrictas auditorías para que te certifiquen que el servicio que das es garantía de calidad, seguridad y profesionalidad.
Así que no lo dudéis si queréis quedar bien con alguien que quiere un alojamiento diferente con un trato como si fueras amigo de toda la vida y a un paso del mar en Dénia… por cierto, es viernes y es tarde, mi fin de semana de libro y playa en el Hotel Villamor me espera…
Por ArantxaTarrero